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Análisis de los resultados de las elecciones de España 23 de junio por Luis del Pino

El periodista Luis del Pino analiza el resultado electoral España 23J

El periodista Luis del Pino analiza el resultado electoral de ayer:

Análisis y resultados

Análisis de ayer: el resultado fue una mierda, ¿para qué andarse con rodeos? Y, sin embargo, podía haber sido mucho peor. Al menos de ayer vamos a sacar varias cosas positivas:

Lo primero es que el gran derrotado no es ningún partido, sino una forma bastante repugnante y antidemocrática de hacer política: la forma consistente en tratar de pastorear la opinión pública a base de encuestas falsas.

Y cuando digo falsas, lo digo en su sentido estricto: el mensaje “Feijoo roza la mayoría absoluta” no respondía a la realidad. Y es irrelevante si se lanzó por torpeza demoscópica o con el deliberado ánimo de vender un “Efecto Feijoo” inexistente. Se vendió una moto imaginaria

El objetivo de quienes (desde los partidos y los medios) usaron ese falso mensaje de los demóscopos era doble: aupar a Feijoo y acabar con Vox. En unos primaba más el primer objetivo: hundir a Vox para aupar a Feijoo. En otros era al revés: aupar a Feijoo para desaparecer a Vox.

Sea como sea, se decidió deliberadamente que las encuestas debían usarse como medio principal de “macerar” la opinión pública de derechas a base de cañoneo demoscópico, llegándose al esperpento de lanzar numerosos trackings diarios que copaban titulares en prensa, radio y TV.

Todo el debate de propuestas se sustituyó por encuestas, los mantras expulsaron a los argumentos y todo se redujo a un larguísimo anuncio de un mes de duración. Un anuncio para tratar de vender (machacona, pero inútilmente) el mensaje de que “Feijoo lava más blanco”.

Ni siquiera se utilizó esa estrategia como complemento de otra de más enjundia, sino que TODO se supeditó a esa estrategia. Celebrado el debate con Sánchez, todo se redujo a decir “Feijóo ha ganado de calle, lo que demuestra que Feijoo lava más blanco”. Y a dormitar.

La última semana de campaña fue especialmente sangrante

Ver a Alberto Núñez Feijoo (PP) rehuir el debate a cuatro y a los medios aplaudir su fina inteligencia estratégica por no dar la cara, no es que fuera ridículo: es que fue patético. Anoche se cosechó el resultado de esa fina estrategia.

Para calibrar la importancia de esa estrategia basada solo en la manipulación de la opinión pública, basta con ver cuántos prestigios de empresas demoscópicas han quedado destrozados. Entren aquí y vean todos los que dieron más de 150 escaños al PP.

Así pues, dentro de lo malo, al menos hemos sacado algo en claro: ya no se podrá usar la demoscopia de manera tan burda en el futuro y algunas encuestadoras supuestamente prestigiosas se han quedado en bragas, por salirse de su papel y convertirse en “creadores de opinión”.

No pudieron acabar con VOX

Otra cosa positiva de los resultados de ayer: ha fracasado clamorosamente el intento de destruir a Vox. Algunos pensaron que podrían acabar con Vox como acabaron con UPyD, Ciudadanos o Podemos. Se equivocaban. No han entendido qué es Vox ni cómo son sus votantes.

Cuando se puso en marcha la operación de demolición de Unión Progreso y Democracia, algunos nos opusimos con uñas y dientes, porque sabíamos que era malo para España. Pero no pudimos frenar aquella ignominia. Esta vez sí hemos podido. Y me siento muy orgulloso de haber contribuido.

Vox ha bajado un 3% y ha perdido 600.000 votos, sí, pero conserva un 13% y más de tres millones de sufragios. Y ahora ya es fuerza de gobierno en numerosos lugares. Mantener esa fuerza a pesar de la campaña brutal a izquierda y derecha en su contra es una proeza.

Y encima, el castañazo del PP (por las exageradas expectativas) es de tal calibre, que esas heridas que Vox ha recibido (y de las que ha salido vivo) parecen un mero arañazo. Se bajaron tanto sus expectativas (“¡Vox se hunde!”, decían algunos) que 33 escaños saben a gloria.

¿Ha cometido errores Vox?

Por supuesto. Pero ninguno importante. Los ataques a Vox no son consecuencia de esos errores. La decisión de demoler Vox es previa y los argumentos se eligen a posteriori.

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