Cuando este gobierno llegó al poder el dólar valía 565 Bs; hoy está en Bs.29,09 luego de haberle quitado 14 ceros a nuestra ya depaupera moneda, a la que quizás debiéramos quitarle el nombre del Libertador
Omar Ávila
La nueva economía de Venezuela
En un contexto de preocupación generalizada por la situación económica en el país, es imprescindible analizar críticamente los desafíos que enfrentamos y presentar propuestas concretas para lograr un cambio significativo. Unidad Visión Venezuela, al igual que muchos ciudadanos, plantea una transformación económica que permita el crecimiento sostenible y la estabilidad financiera acorde a la abundancia de nuestros recursos naturales y un nuevo capital humano.
La economía venezolana ha atravesado un difícil período en los últimos años, marcado por la devaluación de la moneda, la inflación desbordada y la disminución de las reservas internacionales. Para superar estos desafíos, es esencial un cambio de paradigma en la administración actual y en la formación de las próximas generaciones. Esto implica dejar a un lado las excusas y adoptar una visión más proactiva y enfocada en soluciones concretas.
Sin duda alguna faltan cambios importantes en el sector financiero; uno de ellos tiene que ver con la adopción de una cartera de créditos que abarque a todos los sectores de la actividad económica, sobre todo a aquellos que están libres de sanciones. Para ello es necesario abandonar el monopolio de la política monetaria para permitir la expansión de la economía minimizando la recesión y la inflación.
Basta ya de excusarse en las sanciones, como prueba o ejemplos tenemos a Rusia e Irán. Para nadie es un secreto que antes de las medidas coercitivas estábamos incluso peor que en la actualidad. Las sanciones han tenido un impacto negativo porque aún a sabiendas de que podían venir, no nos preparamos para ellas. Al contrario, descuidamos nuestra industria petrolera y pedimos préstamos para financiar el gasto corriente.
En la última década el salario ha disminuido al menos 100 veces y aunque ha habido una evolución deflacionaria, la realidad es que la inflación de nuestra Venezuela continúa siendo la más alta del mundo. Y no es para menos, recordemos que cuando este gobierno llegó al poder el dólar valía 565 Bs; hoy al momento de escribir este artículo dicha divisa está en Bs.29,09 luego de haberle quitado 14 ceros a nuestra ya depauperada moneda, a la que quizás debiéramos quitarle el nombre del Libertador.
Para hacernos una idea del desastre a que nos llevaron estos bárbaros, si le agregáramos esos 14 ceros a nuestro bolívar, tenemos como resultado que un dólar de hoy cuesta 2900 billones de bolívares de los de 1998.
Lo que deja claro que luego de haber tenido incluso una época dorada, producto de haber entrado a las arcas de la Nación por la más grande bonanza petrolera de la historia. Lamentablemente motivado a un modelo económico arcaico y a los altos niveles de corrupción, nuestro signo monetario se ha pulverizado.
Asimismo, las reservas internacionales que tenemos en la actualidad es prácticamente un tercio de la que teníamos hace 10 años, es bueno tener claras todas y cada una de estas cifras, para pisar tierra y en vísperas del proceso electoral que se avecina no caer en otro engaño.
Es menester recordar que sin infraestructura adecuada es imposible sacar la economía del foso. Es urgente resolver el problema de la energía eléctrica y la gasolina. Es claro que el Estado no tiene cómo hacerlo. Hay que pensar en formas alternativas.
Tiene que quedarle claro a quienes detentan el poder que son muy pocos los venezolanos que se comen el cuento de las sanciones y los ataques imperialistas. Es mucho de incapacidad y errores y eso se resuelve desde dentro.
Enfrentar los desafíos económicos que atraviesa Venezuela no es tarea sencilla, pero es una meta que debemos abordar con determinación y una visión estratégica. Es hora de dejar a un lado las excusas y las disputas políticas y trabajar juntos para lograr una transformación económica sólida y equitativa.
La reactivación del sector financiero, la resiliencia ante las sanciones, el control de la inflación y la inversión en infraestructura son elementos claves para sentar las bases de un futuro próspero para todos los venezolanos. La clave está en la acción coordinada y el compromiso con el desarrollo económico del país.