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Kamala Harris: “reducir la población” para “respirar aire limpio y beber agua limpia”

“Cuando invertimos en energía limpia, vehículos eléctricos y reducimos la población, más de nuestros niños pueden respirar aire limpio y beber agua limpia.” – Kamala Harris, Vicepresidente de los Estados Unidos

Cuando invertimos en energía limpia, vehículos eléctricos y reducimos la población, más de nuestros niños pueden respirar aire limpio y beber agua limpia.” – Kamala Harris, Vicepresidente de los Estados Unidos

Kamala Harris: “reducir la población” para “respirar aire limpio y beber agua limpia”

Kamala Harris: “reducir la población” para “respirar aire limpio y beber agua limpia”

El pasado viernes 14 de julio, Kamala Harris, actual Vicepresidente de los Estados Unidos por el Partido Demócrata, se hizo presente en la Universidad Estatal Coppin, en Baltimore, Maryland, para brindar un breve discurso sobre la lucha contra el cambio climático y la construcción de una economía sostenible.

Harris se presentó para anunciar un concurso de subvenciones por 20 mil millones de dólares, cuyo objetivo es crear una red de financiación de energías limpias, en un proyecto que forma parte del Acta de Reducción de Inflación.

En la misma se refirió, entre otros aspectos, a la “crisis climática”, el rol activo de los “nuevos movimientos sociales” y el financiamiento para la red de proyectos climáticos, que contribuya a la agenda a la cual suscribió el Poder Ejecutivo estadounidense para reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero hacia el año 2030.

En palabras de la propia Harris: “Establecimos una meta ambiciosa para reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero a la mitad para 2030 y alcanzar cero emisiones netas para 2050. La inversión que anunciamos hoy nos ayudará a lograr estas metas y hará mucho más, porque pensar también en el impacto no solo en la economía local, no solo en una inversión en los emprendedores e innovadores de y en la comunidad. Piense en el impacto en algo como la salud pública”[1].

Pero el hecho que por el cual tomó notoria repercusión dicho discurso no fue, en efecto, la seguidilla entrelazada de prometedores slogans eco-friendly de Harris, sino un punto sensible que necesariamente aborda la Teoría de cambio Climático Antropogénico: a mitad de su verborrágica alocución, Harris sostuvo: “Cuando invertimos en energía limpia y vehículos eléctricos y reducimos la población, más de nuestros niños pueden respirar aire limpio y beber agua limpia”[2].

Si bien rápidamente los medios hegemónicos progresistas se lanzaron en defensa de Harris, bajo la excusa de que la ponente se “equivocó” al utilizar el término “población”, en lugar de “contaminación” –como hubiese sido su pretensión-, y la propia Casa Blanca corrigió el discurso de Harris en su sitio web oficial[3], lo cierto es que no es la primera vez que un activista climático hace una referencia explícita al hecho de que “para combatir el cambio climático y la contaminación”, se torna preciso “reducir la población”.

Piénsese en la célebre “Tragedia de los comunes”, de 1968, publicado por el profesor de Ecología Humana en la Universidad de California, Garrett Hardin: Aunque la parábola de Hardin trata principalmente los problemas de asignación de los recursos naturales, la conclusión lógica que deriva de la comprensión este ensayo, aunque usualmente malinterpretada o pasada por alto, puede resumirse de la siguiente manera: Los problemas ecológicos y sociales que afrontan las sociedades podrían, en efecto, solucionarse reduciendo los niveles de habitantes[4].

Este trabajo repercutió de forma ostensible en el pensamiento de las élites políticas estadounidenses a lo largo de las década de 1970, a tal punto en que cuando el presidente Richard Nixon llamó a crear la Comisión de Crecimiento de la Población y el Futuro de América, que fuera presidida por John D. Rockefeller III, al entregar sus conclusiones al presidente y al Congreso el 27 de marzo de 1972, éste último señaló: “[…]

Hemos llegado a la conclusión de que, en el largo plazo, no resultarán beneficios sustanciales de un mayor crecimiento de la población de la nación, más bien la estabilización gradual de la población a través de medios voluntarios contribuiría significativamente a la capacidad de la nación para resolver sus problemas. […] no hemos encontrado argumento económico convincente para el continuo crecimiento de la población”[5].

Pero no solo se trataba de frenar el crecimiento demográfico de Estados Unidos. En este sentido, resulta oportuno recordar que en 1971, se llevó a cabo la conferencia internacional “Objetivos y estrategia para mejorar la calidad del ambiente en la década del setenta”, con participación de funcionarios gubernamentales de Estados Unidos, Europa y Japón, además de contar con representantes de Naciones Unidas, la OCDE y la OTAN.

En esta conferencia, presidida por J. George Harrar, entonces también presidente de la Rockefeller Foundation, se concluyó que se había coincidido “en que la explosión demográfica, o un crecimiento demográfico continuo y prolongado pueden anular todos los esfuerzos para mejorar el ambiente’”, por lo que “se instaba a ‘Estados Unidos y a otras naciones avanzadas a que ayuden a las naciones en desarrollo a controlar el crecimiento demográfico”[6].

Pues, como sintetizara el etólogo italiano Ettore Tibaldi: “La ecología [entiéndase: ecologismo] no siempre muestra su propia naturaleza ideológica […]. En otros casos, sin embargo, aparece claramente como aquello que es, como el problema de la limitación de los nacimientos”[7].

En este sentido, lo verdaderamente significativo en la Teoría de Cambio Climático Antropogénico es la consecuencia lógica de entender las emisiones de CO2 antropogénicas –entre otras- como la principal causa del cambio climático, a saber: todos los seres vivos en el planeta modifican directa o indirectamente las emisiones de dióxido de carbono.

Desde comenzar el día conduciendo hasta el trabajo, o iniciando el fuego para comer un asado, pasando por la poda de un árbol; en bebidas gaseosas, en compuestos presentes en los extintores, como refrigerante; sirve para formar rayos láser, y hasta empleado como agente de contraste en exámenes médicos, donde miremos hay dióxido de carbono presente, y todas nuestras actividades cotidianas modifican nuestro ambiente.

Tal y como lo compendia Bill Gates: “Prácticamente la totalidad de las actividades en la existencia contemporánea conllevan a la liberación de gases de efecto invernadero […]”[8].

En este sentido, la misma Teoría nos transmite a la conclusión lógica de que se necesitan reducir las actividades humanas y/o reducir el número de personas en el planeta para mitigar los efectos que efectuamos sobre el mismo: A ello apuntaba el ecólogo Garrett Hardin, cuando expresó que “el mundo posiblemente no pueda vivir al nivel de vida de USA, con el tamaño de la población actual.

Eso significa que el número de personas tiene que ser reducido, y/o el nivel de vida de USA tendrá que bajar”. Pero esta no es, pues, una idea aislada. Por el contrario, resulta complementaria a la que expresara en 1992 Paul Ehrlich: “Es preciso contemplar a las sociedades humanas como una especie de cáncer, y tratar de crear una civilización un poco más saludable”.

Pero esta no es, ni por cerca, una idea que haya quedado circunscripta en el marco sociohistórico de las décadas de 1960 y 1970: Por el contrario, Joseph Chamie, demógrafo exdirector de la División de Población de las Naciones Unidas en la Sede de la ONU y exdirector de investigación en el Centro de Estudios sobre Migración en la ciudad de Nueva York, ha publicado recientemente un artículo de opinión titulado “Cambio climático con ocho mil millones de seres humanos”.

En el mismo, formula sus críticas al hecho de que “los líderes gubernamentales en la 26 Conferencia de las Partes (COP26) sobre cambio climático, […]  no abordaron la limitación de la demanda mundial de energía, agua, alimentos, vivienda, tierra, recursos, bienes materiales, maquinaria, transporte, etc., al reducir el crecimiento de sus respectivas poblaciones humanas. En general, los funcionarios y sus asesores económicos no están preparados para reconocer que la estabilización y el decrecimiento de la población son esenciales para abordar el cambio climático”.[9]

Al mismo tiempo, “muchos países -escribe-, incluidos Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Irán, Israel, Japón, Rusia y miembros de la Unión Europea (UE), continúan impulsando un mayor crecimiento de su población. China, por ejemplo, ha pasado de una política de un solo hijo a una política de tres para aumentar su población en más de 1400 millones.

Rusia ha adoptado una serie de políticas para aumentar su baja tasa de natalidad, incluido el programa de fondos de maternidad, el Día de la Procreación, la financiación estatal para las nuevas madres, los beneficios sociales para las familias con niños pequeños y las exenciones fiscales para las familias más numerosas. […]

Es hora de poner fin a la farsa y reconocer las desastrosas consecuencias que un mundo con 8 mil millones de seres humanos está teniendo sobre el cambio climático. […] Si bien se reconoce ampliamente que el cambio climático es una emergencia global, el sistema internacional de naciones no está haciendo frente a este desafío ni a los problemas globales relacionados debido a las ambiciones nacionales. […]

En resumen, la estabilización y el decrecimiento de las poblaciones humanas son esenciales para limitar las crecientes demandas demográficas creadas de energía, agua, alimentos, tierra, recursos, vivienda, calefacción/refrigeración, transporte, bienes materiales, etc., que son responsables por el cambio climático del planeta, la degradación ambiental y la pérdida de biodiversidad”.[10]

En una dirección análoga, la organización Population Matters, erigida por Paul Ehrlich, publicó un artículo con referencia al 15 de noviembre de 2022, donde promociona la idea de que “la pérdida de biodiversidad, el cambio climático, la contaminación, la deforestación, la escasez de agua y alimentos: todo esto se ve exacerbado por nuestro enorme y cada vez mayor número.

Nuestro impacto en el medio ambiente es producto de nuestro consumo y nuestros números. […] Hay una serie de acciones que debemos tomar para reducir el impacto de aquellos de nosotros que ya estamos aquí, especialmente los más ricos de nosotros que tenemos el mayor impacto ambiental, incluso mediante la reducción del consumo a niveles sostenibles y cambios económicos sistémicos.

Uno de los pasos más efectivos que podemos tomar para reducir nuestro impacto ambiental colectivo es elegir un tamaño de familia más pequeño y empoderar a aquellos que no pueden tomar esa decisión libremente para que lo hagan”[11]. Tal como lo resume el medio francés Le Monde: “Actualmente hay 8 mil millones de humanos en la Tierra, y en 40 a 60 años habrá 10 mil millones. Para muchos científicos esto es demasiado, dada la crisis climática.

La cuestión de la sobrepoblación humana se ha planteado desde el siglo XIX. Ya en 1798, el economista británico Thomas Malthus advirtió en su Ensayo sobre el principio de la población contra la inadecuación de un crecimiento exponencial simultáneo de la población y un crecimiento lineal de los recursos.

En ese entonces, las preocupaciones se referían principalmente al agotamiento de los recursos naturales y, en la década de 1970, se referían a la contaminación. Hoy en día, el impacto de la población mundial sobre su medio ambiente se mide principalmente en términos de emisiones de gases de efecto invernadero”[12].

John Vidal, ex editor ambiental de The Guardian, aseveró que “no debería ser controvertido decir que una población de 8 mil millones tendrá un grave impacto en el clima”: “A pesar de que los varios miles de millones de personas que se espera vivan dentro de 70 años ejercerán más presión sobre los recursos y producirán muchas más emisiones, los líderes mundiales una vez más ignoran, eluden o niegan la explosión demográfica. Parte de esto se debe a la sensibilidad a la hora de hablar de números humanos. […]

Y la preocupación genuina de hoy en los países ricos a menudo se enfrenta a acusaciones de racismo o ecofascismo. Sin embargo, como le gustaba decir al científico James Lovelock, cualquiera que no pudiera ver la conexión entre el clima y la población era ‘ignorante o se escondía de la verdad’, y agregó: ‘Estos dos enormes problemas ambientales son inseparables y discutir uno mientras se ignora el otro es irracional.’ […]

La dura realidad es que, en una era de crisis climática, el número de seres humanos importa. Y el impacto ecológico de otros 2-3 mil millones de humanos será inmenso. […] También se trata de los derechos de las mujeres. Al ignorar a la población, las necesidades de las mujeres y las niñas están siendo dejadas de lado por gobiernos que están demasiado obsesionados con el consumo como para darse cuenta de cuán vitales son la educación y la planificación familiar para enfrentar la emergencia climática. […]

Finalmente, y apenas notado, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, el consenso mundial de científicos del clima, identificó el crecimiento de la población mundial como uno de los dos principales impulsores del aumento de las emisiones de CO2, diciendo a principios de este año que ‘a nivel mundial, el PIB per cápita y la población

El crecimiento siguió siendo el principal impulsor de las emisiones de CO2 derivadas de la quema de combustibles fósiles en la última década’. También advirtió que si la población sigue creciendo, ‘será mucho más difícil limitar el calentamiento a 1,5 °C’.

Esto debería ser prueba suficiente para todos de que el crecimiento de la población y su impacto ambiental futuro son ahora crisis globales gemelas, y las agencias de la ONU y los grupos de la sociedad civil que se reúnen en Egipto deben reconocer urgentemente que ambos están impulsando la destrucción planetaria y la pobreza”[13].

Obsérvese el artículo que publicó en 2016 “Global Citizen”, una de las más grandes ONG’s del planeta que moviliza a ciudadanos de todo el mundo, titulado “Por qué el control de la natalidad podría ser la mejor arma contra el cambio climático”[14]; ya en 2009 la red televisiva ABC News, una de las más grandes compañías de información del planeta, publicaba un titular más que semejante: “El control de la natalidad podría ayudar a combatir el cambio climático”, donde reza que “dar anticonceptivos a personas en países en desarrollo podría ayudar a combatir el cambio climático al desacelerar el crecimiento de la población, dijeron expertos […]”[15].

El propio David Attenborough manifestó en 2013 que los humanos son “una plaga sobre la Tierra”, pues “No se trata solo del cambio climático. Es también una cuestión de espacio, de si habrá suficiente sitio para cultivar alimentos que suministrar a toda esa enorme multitud”[16].

“Todos nuestros problemas ambientales se vuelven más fáciles de resolver con menos personas y más difíciles, y en última instancia imposibles, de resolver con cada vez más personas”[17], afirmó en una entrevista para el sitio web de Population Matters, fundación erigida por Paul R. Ehrlich.

Lo propio ha hecho CNN en conmemoración al “Día de los 8.000 millones”, al comunicar que “tener más personas en la Tierra ejerce más presión sobre la naturaleza, ya que las personas compiten con la vida silvestre por el agua, los alimentos y el espacio. Mientras tanto, es probable que el rápido crecimiento de la población combinado con el cambio climático provoque migraciones masivas y conflictos en las próximas décadas, dicen los expertos.

Y ya sea comida o agua, baterías o gasolina, habrá menos para todos a medida que crezca la población mundial. Pero cuánto consumen es igualmente importante, lo que sugiere que los formuladores de políticas pueden marcar una gran diferencia al exigir un cambio en los patrones de consumo”[18].

En un mundo que ya alberga 8.000  millones de personas, y en el que el acrecentamiento del nivel de vida en la mayoría de los países en vías de desarrollo ha ido en aumento desde las últimas 5 décadas, nos resulta frecuente oír que cada vez se vuelve más significativo renovar los esfuerzos por mantener un activo control de la natalidad, a fin de que este aumento de los índices de natalidad y el prolongamiento de la estimación de vida junto con el acrecentamiento del nivel de vida, “no afecten a las generaciones venideras”, como justificó su accionar el movimiento “Un mundo de 7 mil millones”, con el respaldo, nada menos, que de la ONU[19].

Otro ejemplo que ilustra lo dicho es la propia organización “BirthStrike o huelga de nacimientos, que desde el 1 de septiembre ha pasado a llamarse Grieving Parenthood in the Climate Crisis: Channelling Loss into Climate Justice. La idea es la misma: madres y padres que deciden no traer a más personas a este mundo. No quieren criar a sus hijos e hijas en el que consideran es un planeta en declive. Al mismo tiempo, con su decisión evitan las emisiones de gases de efecto invernadero que se derivan de cada nueva vida que llega al planeta”[20].

Véase la conclusión a la llegaron 11.000 científicos llegaron en 2019, en uno de los seis pasos en el documento sobre la “emergencia climática” publicado en la revista BioScience, en el 40° aniversario de la primera conferencia mundial sobre el clima. En susodicho documento se establece que reducir el crecimiento de la población es uno de los seis pasos que, según los autores, minimizarían las emisiones de dióxido de carbono: “…la población mundial debe estabilizarse e, idealmente, reducirse gradualmente, dentro de un marco que garantice la integridad social”[21]. En una dirección análoga apuntó el medio Reuters, al titular uno de sus artículos “La justicia climática se vuelve más difícil a medida que la población mundial supera los 8 mil millones”[22].

Este no es, de hecho, un caso aislado, ya en la cumbre del clima de Barcelona en 2009 se había hecho presente vastedad de grupos militantes del control abierto de la natalidad bajo la excusa del cambio climático. El planeta tiene demasiados “emisores de CO2 […] y si la población sigue aumentando aumentarán los emisores y las víctimas del cambio climático”[23], expresaba en aquella oportunidad Roger Martin, de la organización Optimum Population Trust, que busca limitar la población mundial, y es que, como esclareciera Voltaire: “Aquellos que pueden hacerte creer que los absurdos pueden hacerte cometer atrocidades”.

Como dato de color, cabe desatacar que en aquel año, Paul Ehrlich recibió del presidente de la Generalitat el premio Premio Ramon Margalef de ecología, por su célebre trabajo “La bomba demográfica”.

El mundo observa como estas ideas se apoderan paulatinamente del sentido común de las sociedades a través de la ingeniería social implementada por el sistema, véase el titular de la revista Quo de junio de 2011, titulado “La plaga humana: Siete mil millones de depredadores alientan contra el planeta”[24], donde se dedican 12 páginas de susodicha revista a una entrevista realizada a Les Knight, fundador del Movimiento por Extinción Humana Voluntaria (VHEMT por sus siglas en inglés).

Otro ejemplo que ilustra lo dicho es el titular del medio La Vanguardia que expresa: “¿Tiene sentido tener hijos en un planeta en declive?”,[25] o The New York Times, cuando admite: “¿No tener hijos por el cambio climático? Algunas personas lo están considerando”.[26] Por su parte, “Según el Worldwatch Institute, un grupo de expertos ambientales sin fines de lucro, los principales desafíos que enfrenta nuestra civilización global son reducir el cambio climático y frenar el crecimiento de la población.

“El éxito en estos dos frentes haría que otros desafíos, como revertir la deforestación de la Tierra, estabilizar las capas freáticas y proteger la diversidad de plantas y animales, sean mucho más manejables”, informa el grupo. ‘Si no podemos estabilizar el clima y no podemos estabilizar la población, no hay un ecosistema en la Tierra que podamos salvar’”[27].

Asimismo, resulta valido comprender que “aunque la idea suene estrafalaria, Unicef reconoció en 1992 que el control de la natalidad era la medida más barata y efectiva para mejorar la calidad de vida. La London School of Economics concluyó en agosto pasado que invirtiendo en planificación familiar el coste de reducir la emisión entre 2010 y 2050 de una tonelada de CO2 sería de siete dólares, por 32 que costaría hacerlo con inversión en energías renovables”, como expresa una nota del diario El País[28].

Mucho más coetáneo a nuestros días, “la ONG estadounidense Drawdown, fundada en 2014 por el autor ambientalista Paul Hawken, que se hizo famoso por su libro de 2017 Drawdown: The Most Comprehensive Plan Ever Proposed to Reverse Global Warming, considera que la séptima palanca más importante para limitar el calentamiento global a 1,5°C por el fin de siglo es controlar el crecimiento de la población mediante inversiones en planificación familiar y educación”[29], mientras que la Escuela de Medio Ambiente de Yale concluye que “la prevención de embarazos no deseados puede ayudar en el clima”[30].

Mucho menos extraño resulta entonces que la red de clínicas abortistas más grande del mundo, la International Planned Parenthood, afirme en su sitio web que “al considerar las soluciones a la crisis del cambio climático, es posible que los servicios de salud sexual y reproductiva no sean lo primero que se le ocurra, pero en realidad podrían desempeñar un papel muy importante en las estrategias ambientales positivas… No es demasiado tarde para revertir el impacto del calentamiento global, pero se deben tomar medidas decisivas ahora para que sea más efectivo, particularmente para las comunidades más vulnerables del mundo.

Está claro que el cumplimiento de los derechos sexuales y reproductivos puede desempeñar un papel importante en esto: la comunidad global simplemente necesita enfrentar el desafío”[31]. ¿Y cuál sería una de las medidas para afrontarlo?: El aborto y la anticoncepción, pues “desarrollar la resiliencia para estas situaciones mediante el cumplimiento de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y las niñas [léase aborto] juega un papel importante en la capacidad de un país para responder a los desafíos relacionados con el clima”[32].

Aún más interesante resulta en este punto para mantener nuestra tesis inicial el hecho de que la propia IPPF sea una de las doce organizaciones que han impulsado el Acuerdo de París. De hecho, como ellos mismo reconocen: “El Acuerdo de París, el esfuerzo mundial liderado por la ONU para combatir el cambio climático que casi 200 países se han suscrito, ya incluye un compromiso con el “derecho a la salud”, del cual la salud y los derechos sexuales y reproductivos son una parte crucial. Además, el Acuerdo destaca su obligación con la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.

Es por eso que IPPF se ha unido a otras organizaciones para pedir a los signatarios del Acuerdo de París que reconozcan la importancia de empoderar a las mujeres y las niñas asegurándose de que tengan acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, y el papel clave que esto juega en las estrategias nacionales de cambio climático”. Un razonamiento análogo emprende la organización Population Matters, al esgrimir que: “Como señala el Fondo Malala, las soluciones éticas para la población ofrecen algo más que una turbina eólica fija.

Principalmente brindando opciones, derechos y mayores oportunidades de vida a cientos de millones de niñas y mujeres, equipándolas mejor para enfrentar el cambio climático, también ofrecen el ‘bien’ secundario de emisiones de carbono significativas y evitadas”[33].

Robin Maynard, Director de Population Matters, ha manifestado que, “a medida que más de nosotros exijamos más de la naturaleza, empeoraremos la ya catastrófica pérdida de biodiversidad, acelerando la escasez de agua, la contaminación y la deforestación.

Al ritmo actual, nuestro planeta no tiene suficiente para sustentar nuestro creciente número, y mucho menos para sustentar a todas las demás especies. […] Los gobiernos, los organismos internacionales y las sociedades ya no pueden ignorar el papel de nuestra población en el aumento del colapso del clima, la vida silvestre y los ecosistemas que enfrentamos. […] Las soluciones para la población están probadas, son asequibles y están disponibles: empoderamiento de la mujer, educación universal de calidad, atención médica accesible y una participación más justa de los recursos de nuestro mundo”[34].

En “Cambio climático y anticoncepción”[35], Juan Bongaarts y Regine Sitruk-Ware alegan que, “dada la urgencia de la crisis ambiental” y la “falta de voluntad política”, se necesitan otros enfoques no coercitivos para detener el calentamiento global, dicen los doctores del Population Council en Nueva York.

“A pesar del impacto del crecimiento de la población en las emisiones de gases de efecto invernadero y la urgencia de la crisis ambiental las preocupaciones sobre el cambio climático han ignorado en gran medida la importancia del acceso universal a la anticoncepción eficaz, a pesar del impacto del crecimiento de la población en las emisiones de gases de efecto invernadero, argumentan los expertos en la revista BMJ Sexual & Reproductive Health . […]

El crecimiento de la población es un factor clave del cambio climático; […] Pero: ‘un crecimiento demográfico futuro más lento podría reducir las emisiones a nivel mundial en un 40% o más a largo plazo’”[36].

En este sentido, la Teoría de Cambio Climático Antropogénico indubitablemente funge como la nueva estrategia que legitima la causa de control de natalidad a nivel global, aunque esto no debería extrañarnos, pues aunque el climático y el ecologista sean movimientos desemejantes, ciertamente comparten una característica en común, y es que desde la década de 1960 este último contribuyó con los argumentos perfectos para impulsar legislaciones biopolíticas de control de la natalidad en todo el planeta, promoviendo la idea del ser humano como un “cáncer” para el mismo.

Así lo hace también el movimiento climático desde sus orígenes pues si, en efecto, partimos de la equivoca premisa de que nosotros, los seres humanos, a partir de nuestras actividades, causamos el cambio climático que destruirá, a la postre, el planeta, la conclusión lógica que más de uno podría sacar es que simplemente debemos poner un freno a la humanidad que será dado únicamente a partir de la legislación más grande de la historia, que afectará absolutamente a todos los aspectos de la sociedad, como lo es la que el ecologismo en general ha promovido desde sus inicios.

Arca. News

Tomado de La Resistencia Radio

FUENTES:

[1] Harris, K. (14 de julio de 2023). Remarks by Vice President Harris on Combatting Climate Change and Building a Clean Energy Economy. The White House. Coppin State University Baltimore, Maryland. Recuperado de: https://www.whitehouse.gov/briefing-room/speeches-remarks/2023/07/14/remarks-by-vice-president-harris-on-combatting-climate-change-and-building-a-clean-energy-economy/

[2] Harris, K. (14 de julio de 2023). Remarks by Vice President Harris on Combatting Climate Change and Building a Clean Energy Economy. The White House. Coppin State University Baltimore, Maryland. Recuperado de: https://www.whitehouse.gov/briefing-room/speeches-remarks/2023/07/14/remarks-by-vice-president-harris-on-combatting-climate-change-and-building-a-clean-energy-economy/

[3] Harris, K. (14 de julio de 2023). Remarks by Vice President Harris on Combatting Climate Change and Building a Clean Energy Economy. The White House. Coppin State University Baltimore, Maryland. Recuperado de: https://www.whitehouse.gov/briefing-room/speeches-remarks/2023/07/14/remarks-by-vice-president-harris-on-combatting-climate-change-and-building-a-clean-energy-economy/

[4] Hardin, G. (1968). “La tragedia de los comunes”. Science, 162(3859). Pp. 1242-1248. Sitio web https://science.sciencemag.org/content/162/3859/1243.full

[5] John D. Rockefeller III, The Rockefeller Comission Report Population and the American Future. Citado en: Estenssoro Saavedra, F. “Historia de debate ambiental en la política mundial, 1945-1992: la perspectiva latinoamericana”.. Pp. 81-82

[6] Visto en Estenssoro Saavedra, F. “Historia de debate ambiental en la política mundial, 1945-1992: la perspectiva latinoamericana”. Ob. Cit. Pp. 83-84

[7] Tibaldi, E. “Anti-ecología”; Editorial Anagrama, Barcelona, 1980, Pp. 59.

[8] Gates, B. Cómo evitar un desastre climático. Penguin Random House: Buenos Aires, 2021, p.12.

[9] Chamie, J. (9 de diciembre de 2021). Cambio climático con ocho mil millones de seres humanos. Inter Press Service. Recuperado de: https://ipsnoticias.net/2021/12/cambio-climatico-con-ocho-mil-millones-de-seres-humanos/

[10] Ibid.

[11] Ver en: https://populationmatters.org/8-billion-people-and-counting/

[12] Roucaute, D. (10 de noviembre de 2022). Crisis climática: ¿el problema es demasiada gente o demasiado consumo? Recuperado de: https://www.lemonde.fr/en/international/article/2022/11/10/climate-crisis-is-the-issue-too-many-people-or-too-much-consumption_6003783_4.html

[13] Vidal, J. (15 de noviembre de 2022). No debería ser controvertido decir que una población de 8 mil millones tendrá un grave impacto en el clima. The Guardian. Recuperado de: https://www.theguardian.com/commentisfree/2022/nov/15/population-8-billion-climate

[14] McCarthy, J. (21 de junio de 2016). Why birth control could be the best weapon against climate change. Global Citizen. Recuperado de: https://www.globalcitizen.org/es/content/climate-change-overpopulation-birth-control-sustai/

[15] USA Today. (18 de septiembre de 2009). El control de la natalidad podría ayudar a combatir el cambio climático. ABC News. Recuperado de: https://abcnews.go.com/Technology/birth-control-combat-climate-change/story?id=8616391

[16] Ver El País. (23 de enero de 2013). “Los humanos son una plaga sobre la Tierra”. Recuperado de: https://elpais.com/sociedad/2013/01/23/actualidad/1358942572_869278.html

[17] Attenbourgh, D. Cit. en https://populationmatters.org/

[18] Subramaniam, T. (martes 15 de noviembre de 2022). La población mundial alcanza los 8 mil millones a medida que el crecimiento plantea más desafíos para el planeta. CNN. Recuperado de: https://edition.cnn.com/2022/11/15/world/global-population-8-billion-un-intl-hnk/index.html

[19] Recuperado de: https://www.un.org/es/events/unday/2011/

[20] Farras Perez, L. (28 de septiembre de 2020). ¿Tiene sentido tener hijos en un planeta en declive?. La Vanguardia. Recuperado de: https://www.lavanguardia.com/natural/cambio-climatico/20200927/483653176195/sentido-hijos-planeta-declive.html

[21] BioScience , Volumen 70, Número 1, enero de 2020, página 100. Recuperado de: https://academic.oup.com/bioscience/article/70/1/8/5610806

[22] Dickie, G. (15 de noviembre de 2022). La justicia climática se vuelve más difícil a medida que la población mundial supera los 8 mil millones. Reuters. Recuperado de: https://www.reuters.com/world/climate-justice-gets-harder-world-population-passes-8-billion-2022-11-15/?taid=63732f9861b959000170cdf4&utm_campaign=trueAnthem:+Trending+Content&utm_medium=trueAnthem&utm_source=twitter

[23] Ver El País. (3 de noviembre de 2009). «¡Frena el cambio climático. Toma la píldora!». https://elpais.com/sociedad/2009/11/03/actualidad/1257202803_850215.html

[24] Ortíz, D. A. La plaga humana. (junio de 2011). Quo. N° 164.

[25] Farras Perez, L. (28 de septiembre de 2020). ¿Tiene sentido tener hijos en un planeta en declive?. La Vanguardia. Recuperado de: https://www.lavanguardia.com/natural/cambio-climatico/20200927/483653176195/sentido-hijos-planeta-declive.html

[26] Astor, M. (9 de febrero de 2018). ¿No tener hijos por el cambio climático? Algunas personas lo están considerando. The New York Times. Recuperado de: https://www.nytimes.com/es/2018/02/09/espanol/cambio-climatico-tener-hijos-dudas.html

[27] Scientific American. (29 de julio de 2009). ¿El crecimiento de la población afecta el cambio climático?. Recuperado de: https://www.scientificamerican.com/article/population-growth-climate-change/

[28] Ver El País. (3 de noviembre de 2009). «¡Frena el cambio climático. Toma la píldora!». https://elpais.com/sociedad/2009/11/03/actualidad/1257202803_850215.html

[29] Ver en: https://www.lemonde.fr/en/international/article/2022/11/10/climate-crisis-is-the-issue-too-many-people-or-too-much-consumption_6003783_4.html

[30] Proctor, N.; Schiebinger, L. (21 de julio de 2022). Cómo la prevención de embarazos no deseados puede ayudar en el clima. Yale Environment 360. Recuperado de: https://e360.yale.edu/features/unwanted-pregnancy-contraception-abortion-climate-change

[31] IPPF. (29 April 2019).Think sexual health isn’t linked to climate change? Think again. Recuperado de: https://www.ippf.org/sexual-health-climate-change

[32] IPPF. (29 April 2019).Think sexual health isn’t linked to climate change? Think again. Recuperado de: https://www.ippf.org/sexual-health-climate-change

[33] Ver en https://populationmatters.org/news/2022/11/only-connect-population-and-planet/

[34] Ver en: https://www.theguardian.com/world/2022/oct/19/the-future-of-life-on-earth-depends-on-curbing-overpopulation

[35] Bongaarts J , Sitruk-Ware R. Cambio climático y anticoncepción. BMJ Salud sexual y reproductiva 2019; 45: 233-235.

[36] BMJ. (15 de octubre de 2019). Las preocupaciones sobre el cambio climático han ignorado en gran medida el papel del acceso a la anticoncepción eficaz. Recuperado de: https://www.bmj.com/company/newsroom/climate-change-concerns-have-largely-ignored-role-of-access-to-effective-contraception/

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