El organismo comunitario señala en un informe que “su desarrollo puede dañar el medio marino”
Informe de auditores de la UE advierten riesgos ecológicos de la eólica marina
“El desarrollo de la energía renovable marina en Europa ofrece resultados ambiguos”, advierte el Tribunal de Cuentas Europeo en un informe que se ha publicado esta semana. Y es que, el desarrollo de estas tecnologías plantea en sí mismo un dilema ecológico porque su desarrollo “puede dañar el medio marino”.
Esta conclusión se desprende de un Informe Especial realizado por un grupo de auditores titulado “Energía renovable marina en la UE: Los planes de crecimiento son ambiciosos, pero la sostenibilidad supone todavía un reto”.
Los auditores destacan que los objetivos ecológicos de Europa con la eólica marina están fracasando. “Posiblemente no serán fáciles de conseguir” y, de hecho, “será necesario realizar un esfuerzo bastante mayor para que la energía renovable marina sea sostenible desde el punto de vista socioeconómico y medioambiental”. Por ello, desde el Tribunal se señala que “el desarrollo de la energía renovable marina en Europa ofrece resultados ambiguos”.
Respecto de cómo se ha desarrollado la implementación de la conocida como ‘energía azul’, el Tribunal destaca que “aunque la estrategia de la UE trata de reconciliarla con la biodiversidad, la Comisión no ha valorado sus posibles consecuencias medioambientales, como el desplazamiento de especies y los cambios estructurales de las poblaciones, la disponibilidad de alimentos o los patrones de migración”.
De hecho, en relación con esto, uno de los miembros del Tribunal que dirigió la auditoría, Nikolaos Milionis, ha explicado que “esta revolución azul de la UE no debería emprenderse a cualquier precio: las renovables marinas no deben dar lugar a un grave daño social o medioambiental”.
No obstante, es muy importante que se estudien todas las implicaciones de la energía renovable marina. En el propio documento se subraya que “evaluar los efectos acumulativos de todas las actividades humanas en el mar es un requisito de la Directiva marco sobre la estrategia marina”.
En este sentido, resultará especialmente complicado el analizar los efectos acumulados en el medio marino, pues éstos derivan tanto del desarrollo de la energía renovable marina como de su interacción con otras actividades humanas en el mar –pasadas, presentes y futuras—, y no están relacionadas exclusivamente con un sector.
Miles de millones en subvencionar esta energía
Desde 2007, se han destinado 2 300 millones de euros del presupuesto de la Unión a las tecnologías renovables marinas y el Banco Europeo de Inversiones, por su parte, ha proporcionado préstamos e inversiones en capital por valor de 14.400 millones de euros.
Las fuentes de energía renovable marina incluyen un conjunto de alternativas, desde la energía eólica (marina fija y flotante), hasta la oceánica (mareomotriz y undimotriz) y fotovoltaica flotante.
¿Por qué los auditores temen que la Comisión no haya valorado correctamente todas las posibles consecuencias derivadas de la implantación y desarrollo de la energía renovable marítima? ¿Hay alguna evidencia que justifique estas sospechas?
En efecto. En el propio Informe se hace referencia a un conjunto de estudios disponibles en los que se concluye que “el desarrollo de la energía renovable marina puede tener efectos medioambientales tanto negativos como positivos”, que dependerán de los tipos de tecnología empleados y de las fases del ciclo de vida de la instalación. En este sentido, es “crucial” también la ubicación del emplazamiento, pues influirá en gran medida tanto en el medio marino como en la vida sobre el mar.
Concretamente, un estudio del año 2022 en el cual se trató de analizar el posible impacto ambiental de la energía renovable marina demostró que “algunos factores de estrés causados por la producción de energía marina pueden tener un gran radio de impacto” y que “los mayores efectos acumulados se producen en las inmediaciones de las instalaciones en el mar”.
Este mismo estudio ponía en tela de juicio las estrategias y objetivos comunitarias sobre la energía renovable marina, pues explicaba que si bien se prevé que el lograr los objetivos climáticos previstos para el año 2030 afecte a menos del 3% del espacio marítimo europeo, éstas previsiones no tienen en cuenta “el hecho de que el despliegue de este tipo de energía pueda influir en una proporción mucho mayor de determinados tipos de hábitats y su biodiversidad”.
No solo riesgos ambientales
Como señalan desde el propio Tribunal, “las renovables marinas rara vez conviven con otras actividades”. De hecho, aún no se han resuelto los conflictos existentes entre éstas y algunos sectores, como el pesquero. Asimismo, “los países de la UE con aguas compartidas apenas planifican proyectos conjuntos, desaprovechando la oportunidad de hacer un uso más eficiente del escaso espacio marítimo”.
Por ello mismo, los auditores sospechan que tampoco no se han estudiado “con la suficiente profundidad” las consecuencias e implicaciones de carácter socioeconómico que puede conllevar el desarrollo de esta clase de energía.
No obstante, el propio desarrollo de esta energía se puede llegar a ver afectado por los riesgos que en la actualidad experimentan los suministros de materias primas dedicadas a ello. Si éstos sufrieran algún corte, se podría “provocar la desaceleración del despliegue de la energía renovable marina en Europa”. Y es que, en la actualidad, la mayoría de los materiales empleados en la construcción de las instalaciones de energía renovable marina han sido suministrados por China.
Así, pues, el Tribunal apunta que “en la UE, la dependencia de las materias primas puede generar cuellos de botella, y los auditores manifiestan su preocupación por la seguridad del suministro en el contexto actual de tensiones geopolíticas”. Del mismo modo, los procedimientos administrativos y burocráticos suponen un problema importante a ojos de los auditores que han realizado el informe, que califican de “obstáculo añadido”. Al respecto, ponen el ejemplo de Francia, donde se puede llegar a esperar hasta unos once años para poder construir instalaciones eólicas marinas.
Fuente: Libre Mercado