
Señor Director:
Aquellos que hemos pasado por las aulas de la centenaria Universidad de Chile, no podemos menos que reaccionar con asco a lo que está aconteciendo con ella. La degradación intelectual y moral en la institución ya no tiene nombre. Pasamos de ser una academia que reunía a las mentes más brillantes del país a una caja de resonancia de la agenda izquierdista internacional. No sin justificación la mirada que el país tiene de la educación pública ha ido en declive, y mucho se relaciona precisamente con ese vínculo que la universidad, como referente inequívoco de esa educación, ha adquirido con la izquierda y sus propuestas. Lamentable el escenario para una institución que fue siempre considerada como la lumbrera intelectual del país y que se pretendía reuniera en sí misma todas las verdades que, algún día, en el piélago del universo, se tocarían. ¡Deleznable espectáculo!