Señor Director:
Mucho me temo que los paupérrimos resultados de este Gobierno tienen más elocuencia de lo que pretendemos. Por supuesto, todavía hay personas, al menos un 25%, aparentemente, que apoya la actual administración, a pesar de que el país está peor que hace algunos años. Sin embargo, ese 25% no puede negar que, justamente por el pésimo desempeño de la nación en diversos ámbitos, como lo son el económico, el social, cultural y demases, el que no surja una manifestación social o “estallido” a estas alturas es algo sorprendente, aunque, perfectamente explicable: no fue un movimiento social espontáneo, sino un ardid políticamente organizado para derrocar al gobierno de turno.
No hay otra explicación.
Difícilmente alguien podría argumentar que todavía esa mayoría circunstancial espera que en el último año de Gabriel Boric se logren toda la miríada de demandas que se hicieron presentes durante la insurrección de octubre y que por ello “no se han levantado en armas”. El país se encuentra en un abismo de nulo crecimiento económico, aumento de la delincuencia y del desempleo, descontrol migratorio, pero nadie está quemando buses o estaciones de metro, no hay persona alguna que salga con sus cacerolas a la calle, no hay quién reclame por centros clandestinos de tortura ni nada parecido.
No hay mayor evidencia, en definitiva, de que todo fue orquestado y que, de instalarse un gobierno de derecha o uno socialdemócrata como sería el de Matthei, volverá a ocurrir.