El teléfono presidencial
Durante la Guerra Fría el mundo se dividió en polos beligerantes, la amenaza nuclear y una hecatombe final fueron fantasmas reales. La humanidad convivió con un destino fatal y un frágil equilibrio bélico, una tensión olvidada, protagonizada por potencias antagónicas y un teléfono.
La diplomacia nuclear entre los imperios del norte y el moscovita, quedó sujeta a un mensaje sin intermediarios, una comunicación directa mediante una línea submarina que unió a las capitales mundiales con el propósito de evitar el fin del mundo. La historia bautizó ese mecanismo tecnológico como el “teléfono rojo”, difundido en historietas y el cine. En rigor, un extinto télex superado por los avances tecnológicos.
En el fin del mundo, otro teléfono y un supuesto líder han captado la atención de estas líneas. El presidente Boric realizó un preludio en la inauguración del Congreso Futuro 2025; una plataforma de conferencias que desde el presente abordan los desafíos del “futuro cercano”, con charlas a lo largo de Chile.
Durante su intervención efectuó un llamado de atención y reparó en las “miradas al celular” de sus cercanos. Rememoró diciendo: “si hubiese tenido celular con internet en el colegio, probablemente habría leído mucho menos de lo que leí”. Su recuerdo trae al presente la enorme dificultad que padeció la educación municipal durante la pandemia (educación remota), quizás el presidente no lo sabe, pero en cientos de casas ese “celular con internet” permitió establecer apoyos educativos y de contención emocional.
Ese flashback de Boric revela algo evidente, sus lecturas no aseguran una comprensión de la realidad. Los “intelectuales” no son buenos gobernantes y acomodan los conceptos antes de asumir el fracaso. Su bagaje no es suficiente, por eso establece diagnósticos y soluciones erróneas sin habitar el presente, moviéndose entre el pasado y el futuro.
De seguro no ha leído sobre los problemas de comprensión lectora que sufre los escolares ni la urgencia de mayor inversión en la educación inicial. Parafraseando a Hanna Arendt: Boric reflexiona, pero no actúa ni cambia nada. Su promesa de una educación gratuita y de calidad quedó en una consigna, los datos demuestran una mala calidad educativa. Este gobierno accidental olvida que ya no es una federación universitaria, el país sufre en simultáneo crisis materiales e inmateriales en educación, salud y seguridad, problemas sociales que siguen esperando respuestas (acciones).
Boric en su alocución contó que ha iniciado una “transición tecnológica, dicho en simple, ahora utiliza un teléfono “de los antiguos sin internet”. Una declaración en tono esnob, una nueva performance de un presidente cuya matriz ideológica lo ubica entre el pasado y el futuro, influido por la ley histórica marxista de liberar al pueblo de las injusticas. El presente y la prensa lo incomodan y rehúye las urgencias sociales.
Algunos dicen que Boric volverá a gobernar, es de esperar que el oráculo de Delfos esté equivocado y sin internet. Si es candidato tiene que realizar una “transición ideológica”, distanciarse del feminismo, comunismo y de la cultura woke. Además de realizar lecturas de buenos libros y oír a los conversos, éstos han reconocido los riesgos intelectuales y la deshumanización al habitar en la izquierda radical histórica y actual.
Desde el opaco puerto, el presidente y la cantante inauguraron una exposición en Valparaíso, olvidando que en el Chile de Boric: “torturan, matan y violan”. Otros se quedaron sin memoria e internet, omitiendo el clamor ciudadano del “con mi plata NO”. Hay que recordarles con nuestros teléfonos rojos, nuevos y antiguos, sobre el peligro latente ya que no necesitamos una “transición” al fracasado sistema de reparto.
Rodrigo Ojeda – Profesor de Historia