
Señor Director:
La reciente aprobación del nefasto proyecto de reforma de pensiones, el cual otorga un préstamo desde los trabajadores al Estado que presumiblemente nadie pagará, revela otras cuestiones bien espinosas.
Uno de estos asuntos estriban en las razones que algunos miembros del Partido Republicano esgrimían para votar a favor del mamarracho constitucional 2.0. Recordemos que los republicanos reclamaban que si no votábamos “A Favor” de la Constitución elaborada por los supuestos expertos del Consejo, existían los votos en el Congreso para avanzar en las medidas más polémicas del anterior mamarracho, aquél rechazado el 4 de septiembre de 2022.
En ese sentido, nobleza obliga a reconocer que tenían razón en este punto. Efectivamente, la reforma de pensiones demostró que, al menos para ciertos puntos, existían los votos. Con todo, el mamarracho constitucional 2.0. adolecía de más elementos controversiales heredados del anterior mamarracho que no han avanzado por vía legal y admitía componentes que no resquebrajaban las relación de sumisión que Chile ha presentado respecto de las normativas internacionales. No solo porque “no existían los votos” se terminó rechazando, huelga reiterar; sin embargo, en el corto plazo, el Partido Republicano tuvo razón en materia de previsión social.
Lo que ahora urge ante un escenario tal es que se produzca el cisma mas grande que ha habido en la derecha en mucho tiempo: corresponde alejar a Chile Vamos de todos los espacios para que la derecha vuelva a tener voz y voto. Para eso los partidos Republicano y Nacional Libertario necesitan conformar una coalición efectiva, desmarcándose de los tibios, reivindicando las ideas y la historia del sector y limando toda aspereza en pos de lograr lo mejor para el país.
¡Quizá este acto de nobleza intelectual de quien no esgrimió jamás ese mentado argumento de que no existían los votos, pero que sí favoreció y peleó por rechazar el segundo mamarracho, sea un punto de partida para ese proyecto de unificación política! ¿Quién sabe?