Holanda atraviesa una de sus peores crisis migratorias en años. Mark Rutte, tras años de promover las libres fronteras, intentó pasar una reforma para dar marcha atrás pero el resto de su coalición le pidió la renuncia
Colapsó el gobierno de Holanda
El primer ministro holandés Mark Rutte visitó al rey Guillermo el sábado por la mañana y entregó formalmente su renuncia, lo que automáticamente instigó a un llamado de elecciones generales anticipadas que deberán celebrarse en los próximos meses.
Rutte, aunque perteneciente a un partido conservador de centroderecha, se convirtió en los últimos años en el “primer ministro estrella” del Foro Económico de Davos, y el mayor confidente de su presidente, Klaus Schwab.
En los últimos años, fue el principal impulsor de la política de fronteras abiertas que ha generado los mayores niveles de inmigración de la historia de los Países Bajos, además de la controversial ley “antinitrógeno” que llevó al cierre de 30.000 granjas holandesas y generó una de las peores protestas de la historia en contra del gobierno.
En una sorpresiva conferencia de prensa que dio el viernes por la tarde, y mientras se recrudecen las protestas en Holanda por la incipiente inseguridad que se vincula directamente con el alto nivel de inmigrantes árabes y africanos, Rutte aseguró que la coalición de cuatro partidos se había quebrado.
Según dijo, se arrepiente de haber abierto las fronteras indiscriminadamente en sus ya casi 13 años de gestión, pero que cuando intentó pactar con sus socios políticos el cierre de fronteras, todos le pusieron obstáculos y amenazaron con romper la coalición.
Rutte, que encabeza el centroderechista Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD), está intentando recuperar el apoyo popular que alguna vez supo tener y por lo tanto convenció a los miembros de su partido que era hora de impulsar medidas para finalmente imponer un sistema de cuotas para los refugiados que aceptan en el país de “zonas de conflicto”.
Si bien los otros jerarcas del VVD apoyaron su propuesta, cuando Rutte le presentó la idea de imponer un límite de 200 ingresos de refugiados por año, los demás socios de la coalición se opusieron tajantemente.
La Unión Cristiana (CU), de centroizquierda, rechazó la propuesta y acusó al gobierno de “haber perdido el rumbo”. Por su parte, el centroizquierdista Demócratas 66 (D66) también se puso en contra, y acusó públicamente a Rutte de querer tender puentes con la “extrema derecha”.
Pero la gota que rebalsó el vaso fue el rechazo del partido Llamado Demócrata Cristianao (CDA), una fuerza conservadora de centroderecha que también es parte de la alianza de gobierno de Rutte pero que, por alguna razón, también votó en contra de estas medidas que presentó Rutte.
“Sin un profundo cambio a nuestra política migratoria no podemos seguir. Entendemos lo que está pasando en los Países Bajos y no queremos quedarnos de brazos cruzados “, disparó Rutte en la conferencia de prensa que dio donde confirmó que se disolvería el Gobierno.
“El gobierno no alcanzó un acuerdo sobre las medidas a adoptar para contener la afluencia de solicitantes de asilo”, dijo a los periodistas que lo acompañana. “Por lo que puedo decirles que terminó el gobierno Rutte IV“, en referencia a este cuarto mandato de Rutte, el jefe de gobierno que más tiempo ha ocupado el cargo en Países Bajos.
“Esta noche, desgraciadamente llegamos a la conclusión de que las discrepancias eran insuperables. Por esta razón, le presentaré próximamente mi dimisión al rey en nombre de todo el gobierno”, sentenció Rutte en rueda de prensa.
Rutte, un animal político que ha pasado por todas las ideologías desde su ascenso al poder en 2010, habiéndose aliado con desde la “extrema derecha” hasta con fuerzas de izquierda ecologista, teme el enorme crecimiento que está teniendo el líder derechista Geert Wilders, que conduce el Partido por la Libertad (PVV).
Wilders, quien empezó su carrera política como el escritor de los discursos de los líderes del VVD, inclusive el propio Mark Rutte, abandonó el partido de centroderecha en 2006 y fundó su propia fuerza política, que hoy es la tercera más importante del Congreso.
Pero su gran ascenso a la fama se dio en los últimos años, habiéndose convertido en la cara más visible de las multitudinarias protestas que ya son constantes en Holanda. Primero, en 2020 y 2021, encabezó las movilizaciones contra la cuarentena; luego, en 2022, lideró los tractorazos en todo el país en protesta contra las leyes ecologistas, y ahora, es la voz principal de las protestas por la crisis migratoria que enfrenta el país.