El PC: un pie en La Moneda y otro en la calle
La sobreviviente y menospreciada Constitución de 1980 considera el derecho a la manifestación, derecho entendido como la instancia de reunión y expresión de intereses en común que son manifestados por los marchantes, sin olvidar que dicho encuentro debe ser en todo momento pacífico y sin armas. Así nacen las marchas, pancartas y un sinnúmero de consignas que acompañan el desplazamiento por las calles y lugares simbólicos de la izquierda callejera.
Verdaderos cantos de sirena y promesas que suenan bien pero que no necesariamente son realizables. Basta con recordar la promesa incumplida de educación: “gratuita y de calidad”. Usted mismo puede ejercitar y recordar otros ejemplos del petitorio de la calle. Son hábiles desde el relato y la consigna en sus pliegos de peticiones infinitas y sin financiamiento.
Prometen, pero no cumplen.
En enero de este año los abrazos comunistas rodearon al presidente Boric, quien entonces declaró: “Hoy día ese abrazo que nos damos aquí sigue también siendo un acto de resistencia y de rebeldía, porque muestra que estamos juntos y que estando juntos somos muchos más fuertes para luchar por construir un Chile más justo y digno”.
La lucha de comunistas y del compañero Boric se vuelve eterna y un pacto ante enemigos poderosos. Tras dos años de habitar el cargo, el gobierno no presenta grandes logros ni avances; el programa al menos está entrampado (con bajos niveles de cumplimiento) tras la gran derrota constituyente del pacto octubrista (Primera Convención) y un legislativo sin mayorías.
Lo poco logrado recuerda la hazaña de Pirro.
A ratos la coalición de gobierno (PC y FA mayormente) entra en contradicciones y tensiones internas; nos dijeron tener una moral distinta y estar por sobre la política de los acuerdos de la transición (la detestan), pero gobernar requiere más que buenas intenciones y verborreas, siempre es más fácil destruir que construir. Otros no han descartado: avanzar sin transar ante las “transformaciones pendientes”. Por eso vuelven a la calle cada vez que es necesario: ¿son tan llamativas las palabras del senador Núñez? No, veamos:
La historia reciente demuestra que el PC siempre mantiene un pie en la calle y otro en las instituciones sociales y políticas; desde siempre han recurrido a la agitación de masas y al chantaje llamado hoy sutilmente: “presión social”.
Si nos remontamos a la convención octubrista (frenada aplastantemente por la mayoría popular), usted recordará que en ese entonces el patriarca Tellier hizo un llamado a “rodear la convención” mientras nos entretenían con corpóreos y machitunes.
Si usted retrocede un poco más recordará que durante todo octubre y noviembre de 2019 el PC se sintió muy cómodo en las calles incendiadas, con lo que ellos mismos denominaron la “revuelta popular”, dicho en simple, esperaron la caída de al menos el gobierno de turno, nada menos que su enemigo de turno y poderoso: Piñera II.
El PC y el FA son cómplices pasivos de toda la violencia octubrista y sus secuelas, hasta hoy la siguen justificando ya el fin era obtener: “dignidad”. Ese mismo PC no llegó al acuerdo por la paz y salida constitucional ante el chantaje de seguir quemando todo y un ejecutivo acorralado. Es claro que el PC y el FA recurrieron a la vía violenta para derrocar a Piñera mediante la “presión social” o “la asonada de octubre”.
El PC se mueve bien en las instituciones sociales que de un momento a otro entran en receso de marchas (repliegue) a pesar de existir problemas sociales ante los cuales aparece un silencio llamativo en distintas zonas del país y en ministerios, ejemplos sobran en: salud, educación y trabajo.
Durante su fiesta de los abrazos fueron claros en señalar los hitos para el año 2024, una hoja de ruta a realizar e imponer cambios más allá de lo institucional y de las urgencias sociales, es por lo que no nos puede causar tanta sorpresa ni novedad que hoy vuelvan a las calles a manifestarse mediante: “presión social”.
Los comunistas y sus nietos del FA buscan que la calle resuelva lo que ellos creen la derecha y el empresario detienen e impiden en el Congreso y en otras instituciones burguesas o patriarcales. Sin olvidar, que el mero hecho de oponerse o rebatirle al PC es considerado anticomunismo visceral, una ofensa que llega hasta el mismo presidente Boric que rápidamente arropa al desvalido comunismo criollo. La calle refleja las demandas populares que el PC encarna.
Otros en el FA cuales lazarillos de la hoz y el martillo saltan en apoyo frente a la necesidad de retomar la batalla cultural y de manifestarse en las calles. Una movilización a todas luces instrumentalizada, ayer llamada: “estallido o revuelta”, hoy es: “presión social”.
Para ellos octubre de 2019 (nuestro octubre rojo) dejó lecciones y aprendizajes más allá de la toma del poder institucional, tal como dice la canción: “la calle es su lugar” y el PC lo “sabe bien”, vienen ocupando las calles desde los pingüinos hasta llegar a las instituciones claves en la toma de decisiones: el legislativo y ejecutivo. Por eso necesitan de la calle.
Los cuadros, militantes, simpatizantes, cercanos y lejanos del comunismo ya estamos avisados de los próximos pasos del PC y su séquito.
La siguiente convocatoria durante abril apunta a presionar sobre: la reforma tributaria y de pensiones (y otros puntos), ante lo que ellos denominan la necesidad por: “quebrar el empate político y el bloqueo empresarial” en los puntos mencionados y en otros pendientes, todo lo anterior los conduce a “reactivar la movilización”.
Estamos avisados y advertidos.
La segunda mitad de su propio gobierno considera contar con la calle y agudizar las contradicciones. Vaya paradoja, sus aliados internacionales más cercanos en el barrio americano (Venezuela, Nicaragua y Cuba) son implacables al momento de silenciar, encarcelar y reprimir violentamente las manifestaciones sociales y de descontento opositor, es de esperar que ese no sea lo que nos depara en el futuro, mientras tanto, con el comunismo ni a misa.
Dos preguntas al finalizar:
¿El compañero Boric marchará o tomará el megáfono?
¿El PC rodeará los tribunales en el caso Jadue?
Rodrigo Ojeda – Profesor de Historia y Ciencias Sociales.