contacto@arca.news 

IA o la ciencia ficción hecha ciencia posible

A pesar de la inmensa cantidad de puestos de trabajo que se están perdiendo, todos parecen fascinados por el arribo de las inteligencias artificiales

IA o la ciencia ficción hecha ciencia posible

IA o la ciencia ficción hecha ciencia posible

En estos tiempos donde las noticias son fenómenos controlados por algoritmos, es bastante complicado saber a ciencia cierta si lo que damos por hecho es parte de una falsa noción de la realidad sesgada por el marketing o si lo que leemos está sucediendo, es algo así como el gato de Schrödinger pero aplicado al universo digital, estar cien por ciento seguros de que la noticia es cierta o es un fake. A pesar de la inmensa cantidad de puestos de trabajo que se están perdiendo, todos parecen fascinados por el arribo de las inteligencias artificiales.

En apenas un año el panorama global pasó de ser extraño a francamente aterrorizante pues, entre las inteligencias artificiales y el desarrollo del poder computacional, que a su vez potencia la velocidad de esas IA, el asunto cobra cada día un matiz menos amable para la especie humana.

Toda noticia, imagen, video y hasta los perfiles de redes sociales son sospechosos de ser falsos gracias a la aparición de miles (literalmente) servicios de inteligencia artificial que modelan la realidad según las instrucciones dadas por el operario, como si fuese poco el desesperado ejercicio de encontrar espectadores con los cuales monetizar las redes sociales que han dado como resultado,  que cualquiera con un mínimo de talento pueda inventarse “pruebas” , reinventando así todo un universo de falacias lógicas transformadas en imágenes.

Personalmente no creo nada hasta haberlo cotejado en varios medios, sin embargo, la censura también nos presenta la posibilidad de que la realidad sea negada reiteradamente o peor, eliminada del internet gracias a los buenos oficios de inteligencias artificiales, eso no le hace ningún bien a la malograda realidad.

La ciencia ficción

Aunque podría achacar esta visión al sesgo causado por tanta ciencia ficción vista, leída y muy disfrutada desde mi lejana infancia hasta mi actual adultez, es difícil no ver que la ciencia ficción ha pasado de ser una farsa a ser ciencia posible.

Desde Hal9000 de Odisea en el espacio (1968) , pasando por Madre de Alíen (1979), Terminator (1984) donde el concepto de IA deja de ser el de máquinas que obedecen instrucciones a ser aparatos de aspecto humano con conciencia ,  con el arribo de Matrix (1999); y si la observamos con los ojos de este 2023 podría ser considerada una suerte de profecía si nos volvemos conspiranoicos.

Bien avanzado el siglo XXI donde el cine nos presenta  una secuela cinematográfica  que pasó desapercibida,  Terminator Génesis (2015), en la que presenta una situación muy similar a la actual, de hecho visto desde la distancia, ese filme que está ambientado en el año 2017, en aquella película el programa malvado que conocimos en 1984 y se transforma gracias a un concepto que para 1984 no existía , el internet y la dependencia de las redes sociales, algo que merece un artículo aparte y que hasta podría considerarse un “Cisne negro”, un fenómeno que la ciencia ficción no previó  pero que hoy día son las principales plataformas de interacción.

En Terminator Génesis Skynet envió a un robot para implementar un programa de inteligencia artificial que tuviese injerencia en todos los aparatos de comunicación humana, desde las cuentas bancarias hasta los registros de nacimiento, tal cual funciona Google hoy día, por supuesto los héroes acaban con Skynet, pero en esta realidad la tenemos en el bolsillo.

Veo con suma preocupación la eliminación a la privacidad a la que estamos sometidos y que con las inteligencias artificiales serán mucho peor, cada vez que asomo el tema me ven como un bicho raro y son bastante extraños los interlocutores que no terminan tachándome de conspiromaniaco, gracias a la genética tengo tamaño y porte suficiente como para poder darme el lujo de no ser insultado de modo gratuito pero es que el panorama es tan desolador que pocas personas se pueden dar el lujo de admitir que tengo razón, todo esto antes de las IA era alarmante pero ahora es francamente aterrador.

Cada noche antes de dormir dejo mi teléfono fuera de la habitación y cuando lo olvido por lo general es porque sé que pronto se quedará sin batería, cuando no es que lo apago, sin embargo, esto último tampoco garantiza nada, mi PC duerme fuera de la habitación y tengo todos los aparatos exiliados, la idea de ser monitoreado 24/7 me altera.

De Google y otros demonios digitales

Hagamos un ejercicio, imaginemos por un momento no usar internet para nada. No podríamos funcionar en este mundo digitalizado. Cuando compramos el muy necesario Smartphone lo primero que toca hacer es afiliar nuestro aparato a una cuenta de correo, algunos hasta exigen que sea una cuenta gratuita de Google de la que por lo genera aprobamos sin leer los términos ni las condiciones; simplemente necesitamos un email para poder activar las App´s necesarias para la supervivencia.

Solo por eso le regalamos toda nuestra privacidad a una empresa, no nos llamemos a engaño, no existe nada gratuito, todos nuestros datos van a engrosar largas listas de preferencias que a su vez serán utilizadas bien para vender a terceros o para establecer las ofertas de entretenimiento, información o interacción según nuestras preferencias.

El email le dice al algoritmo qué gastamos, dónde paseamos, qué tiendas visitamos, con quiénes hablamos, hasta cuántas veces vamos al baño; de paso nos escuchan pues, eso se hace necesario para poder vendernos todo lo que se ofrece en internet.

Como es una cuenta gratuita estos datos también están a disposición de los gobiernos que con solo pedirlo pueden tener (y lo tienen) acceso a toda nuestra correspondencia, eso sin hablar de que las redes sociales, además, se quedan con nuestros datos biométricos.

Hasta antes del advenimiento de las IA esa podría haber sido asunto de un trabajo desoladoramente largo, personas como uno , ciudadanos sin mayor relevancia pública  que entre los ocho mil millones de humanos si acaso representamos un grano de arena de cualquier playa suramericana, pero las IA hacen todo más rápido, si tomamos en cuenta que tienen todos los registros históricos desde que compramos el primer Smartphone, digamos que en el año 2005 con estos 18 años ya pueden tener estadísticas que sin problemas podrían decirle al algoritmo que somos , donde estamos y hasta lograr tener una predicción bastante cercana al tiempo que viviremos, esa misma inteligencia artificial que decide que escucharemos, comeremos, compraremos o moriremos marketing digital mediante.

El todopoderoso Google

Si pudiese existir una definición de Dios basada en la digitalización el modelo más cercano seria Google y su inteligencia artificial, sabe sobre todos nosotros, pero no le interesamos como individuos hasta que cometemos alguna acción que la alerte, si nos salimos del guion que ella ha detallado y que debe estar en cualquier archivo de su inmenso banco de datos, lo peor es que no tenemos escapatoria.

Basados en este razonamiento podemos hasta declarar el fin de la realidad, solo con pensar en el algoritmo de las redes sociales que es por donde el 90% de la población accede a la información, podemos pensar en que todo lo que nos llega está bajo una intención dictada por el marketing, segmentada y seleccionada según el escalafón donde nosotros vivimos, eso además marca nuestra percepción de la realidad, lo que sumado al efecto de rebaño maximizado por las posibilidades de Google y manejado por una inteligencia artificial lo hace temible.

Estamos rodeados

Para cerrar, piense que cada vez que redacta un texto hay una copia secreta que recibe Microsoft para corregir cualquier error, sobre todo para las prestaciones del programa, mismo sucede con todos los programas de su Pc y las apps´s de su Smartphone, no existe un resquicio de la vida que no sepa el algoritmo y que además no lo explote.

Los teléfonos que son parte importante de nuestro ser también sirven para monitorear nuestra salud, los que gustan usar Smartwatch además regalan sus datos vitales al marketing que además pagas porque no son baratos, eso va a alimentar las bases de datos del Big Pharma , sin contar los millones de puestos de trabajo que se perderán y que van desde funciones simples como ser asistente virtual hasta cosas complejas como la ingeniería, la medicina y hasta la educación, no habrá espacio humano donde las maquinas no tengan presencia, la ciencia ficción ha quedado pálida.

En este siglo

Una de las particularidades del siglo XXI es que todos piensan que hay alguien ocupado en cuidarnos, cuando la realidad es todo lo contrario porque la realidad es que lo único que se cuidan son los intereses económicos o políticos que al final parecen ser lo mismo, de otra manera el mundo hubiese avanzado en otro sentido, la ciencia ficción ha terminado por ser ciencia posible y las historias distópicas abundan tanto en los mundo libremente vigilados como el venezolano, cubano, nicaragüense o donde exista cualquier otra dictadura así como en el resto de las democracias globales.

No hay escapatoria y de haberla significa la anulación de nuestra personalidad digital y con ella la imposibilidad de interactuar en cualquiera de los ámbitos necesarios, desde pagar los servicios hasta tener una partida de nacimiento, todo pasa por un registro digital que inevitablemente conlleva a donar nuestros datos a la inteligencia artificial.

Arca.News

Artículos relacionados

Será usados como primera respuesta a llamadas del 911 NUEVA YORK, Estados Unidos El NYPD anuncia la implementación

China, Estados Unidos y la Unión Europea lideran el mercado global de IA en términos de inversión, desarrollo

ChatGPT es un sistema de chat con inteligencia artificial, desarrollado por la empresa OpenAI ChatGPT: qué es, para

360 diputados de la Cámara de Representantes de EE. UU. votaron a favor de la legislación que podría