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La Caída de Marcela Cubillos: Entre la Arrogancia y la Desconexión

“…la desconexión con la ética y moral de los votantes y un exceso de arrogancia que no pasó desapercibido en una comuna tan crítica y bien informada como Las Condes.”

La Caída de Marcela Cubillos

La Caída de Marcela Cubillos: Entre la Arrogancia y la Desconexión

La derrota de Marcela Cubillos Sigall en Las Condes sorprendió a muchos. Analistas, encuestadores y expertos que coincidían en que era la candidata natural para suceder en la alcaldía de Las Condes, vista como una referente incuestionable en la derecha chilena.

Su perfil, forjado en su destacada participación en la Convención Constitucional de 2021, parecía proyectarla hacia la cima. Sin embargo, la caída de Cubillos revela un error fundamental: la desconexión con la ética y moral de los votantes y un exceso de arrogancia que no pasó desapercibido en una comuna tan crítica y bien informada como Las Condes.

Cubillos dio su primera señal pública de interés en la alcaldía desde España, en marzo de 2024. En aquel momento, se presentaba como una figura independiente, el partido en el que militó por años (la UDI) y donde se consolidó como una figura destacada de ChileVamos.

Su anuncio se interpretó como un movimiento calculado, una especie de “regreso triunfal” que pondría en riesgo la reelección de la alcaldesa en ejercicio Daniela Peñaloza, a quien el partido había respaldado como sucesora de Joaquín Lavín. Pero la historia de irregularidades bajo la gestión de la UDI en Las Condes por muchos años — desde los casos de compra de terrenos con sobreprecio hasta el escándalo de las “horas extras” no justificadas en el municipio— abrió una puerta para que Cubillos se presentara como la nueva líder que “limpiaría” la comuna.

Su mensaje era el de una política “independiente” y “de manos limpias”

Sin embargo, la imagen de Cubillos comenzó a resquebrajarse con la polémica filtración de su sueldo. Los 17 millones de pesos mensuales que recibía de la Universidad San Sebastián, institución ligada a ChileVamos, generaron preguntas legítimas sobre la relación entre su rol político y sus ingresos en una universidad privada.

A medida que aumentaba el cuestionamiento público sobre el monto y las circunstancias de este salario, en lugar de responder con transparencia, Cubillos asumió una postura desafiante y soberbia. Acusó a sus críticos de “octubristas” y “comunistas” y descalificó cualquier tipo de cuestionamiento, considerando que el derecho a siquiera cuestionar su salario equivalía a una amenaza a la libertad de trabajo y contratación.

Este enfoque, lejos de despejar las dudas, solo encendió la indignación de los votantes, especialmente en una comuna donde la ciudadanía es particularmente crítica y exigente con sus representantes e históricamente de derecha.

Pretender que cuestionar el uso de recursos públicos y posibles conflictos de interés era sinónimo de un ataque ideológico fue una jugada arriesgada, y los votantes de Las Condes no tardaron en pasarle factura. El “ninguneo” hacia quienes cuestionaban su salario y el tono altanero con el que desestimó las críticas mostraron una desconexión total con el sentir de los vecinos.

En contraste, Catalina San Martín, una figura de centro derecha, con un perfil más liberal y progresista, supo capturar el descontento que generó Cubillos.

San Martín, quien como concejal había denunciado de manera constante y firme las irregularidades en el municipio, demostró un compromiso auténtico con la transparencia y una administración responsable de los recursos públicos, algo que contrastaba notablemente con la postura de Cubillos. A diferencia de los aliados políticos de Cubillos, quienes trataron de minimizar y ocultar las irregularidades, San Martín apostó por una gestión abierta y transparente, ganándose el respaldo de quienes buscaban una nueva derecha y conectada con las verdaderas preocupaciones de los vecinos.

La caída de Marcela Cubillos en Las Condes es una lección de política moderna

No basta con tener un perfil ideológico sólido ni con ser un “nombre” reconocido dentro de un sector político. La ciudadanía espera mucho más, y en especial, espera respeto y transparencia.

Pretender que la crítica legítima es un ataque ideológico o que el voto está asegurado por la simple trayectoria es desconocer el valor que tiene ser correcto en política de cara a la ciudadanía.

La altanería y la soberbia fueron los verdaderos rivales de Cubillos en esta elección, y su derrota debería ser un recordatorio para quienes, en la política chilena, aún creen que la lealtad religiosa partidaria sectaria y el apellido son suficientes para triunfar.

Ricardo Delgado Gaete

ARCA.NEWS

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