Es la etapa en la cual lo aprendido se lleva a lo concreto con el fin de obtener experiencias, aprendizajes, competencias profesionales, y así familiarizarse con el mundo laboral, las funciones del cargo y la toma de decisiones en el día a día.
El actual gobierno ha declarado su intención de “enfrentar la nueva criminalidad” con nuevos esfuerzos en la prevención del delito y la creación de instituciones estatales frente a la crisis de seguridad y el clima de inseguridad que padece Chile. Pero las tareas del gobierno, sus relatos y funcionarios descuidaron su propio patio y la oficina de seguridad.
El caso Monsalve ha demostrado que La Moneda tiene dos caras más allá de lo legal y judicial. Dos caras frente al imputado Monsalve que han generado tensiones e inconsecuencias en sus relatos, contradicciones en las vocerías ministeriales, en sus definiciones y sellos: feminismo, igualdad y vanguardismo.
Con el pasar de los días aparecen más dudas que certezas sobre el abordaje del caso Monsalve desde el gobierno, ya no es sólo un problema comunicacional ni un punto de prensa desafortunado. Hay algo más en el palacio y sus caras, con incoherencias, contradicciones, torpezas de practicantes y situaciones inexplicables, como el desconocimiento de las leyes por parte de funcionarios públicos y autoridades.
Es inaceptable que sigan aprendiendo del error y habitando los cargos, una práctica profesional pagada con recursos públicos, con consecuencias reales. Durante algunos días la sororidad quedó en pausa, el “yo te creo” quedó condicionado y la “feministra” se apegó a relatar lo protocolar. Por un momento, la culpa fue de la víctima por su vestimenta y el lugar donde estuvo, el restaurante. Tras una alineación cósmica el feminismo recordó que el testimonio de la denunciante es suficiente y que el imputado es un “poderoso”.
El feminismo de varias ministras olvidó la “violencia institucional” antes denunciada y castigada. No hubo pañuelos, alertas ni movilizaciones en contra del “macho opresor” ya que varias figuras del feminismo reconsideraron por ahora el principio de inocencia.
El punto de prensa del presidente Boric, será recordado como una inmolación innecesaria o una torpeza supina de un practicante, con una asesora sobrepasada ante un pastor que habló a los suyos mediante una performance, olvidando que marchar es distinto a gobernar. Durante su alocución quedó claro que Monsalve actuó con privilegios y resguardos.
Un poderoso, que según las investigaciones de la prensa y de la fiscalía actuó desde las sombras, haciendo uso del cargo y sobrepasando sus competencias, incluso hostigando a la víctima. Utilizando indebidamente los recursos para su beneficio propio, quizás corrupción. Un acusado que comenzó a “defenderse” antes del debido proceso, con trampas y abusos que este gobierno dijo combatir y condenar, desde su moral superior y nuevos estándares en la gobernabilidad con perspectiva de género.
El acusado se despidió del cargo desde el propio palacio. Hoy, se sienten traicionados por el exsubsecretario olvidando que Monsalve demostró una inexplicable asimetría en el cumplimiento de la ley mientras se mantuvo en el cargo a pesar de la denuncia, y de la información que entregó la policía civil al gobierno días previos. El vanguardismo fue ciego, sordo y mudo, y “no lo vieron venir”.
Esperemos que, tras la formalización del imputado, desde La Moneda declaren su conformismo con la prisión preventiva de Monsalve, alguien “que se creía todopoderoso”. Un privilegiado que, desde el patio de los naranjos, señaló su renuncia y la convicción de su inocencia. Es el mismo palacio y las caras de la moneda con practicantes, en el cual estaba presente el principal problema de seguridad y credibilidad del gobierno feminista y vanguardista. Ese que llegó a refundar las policías sin darse cuenta, que la civil ha tomado ribetes de policía política, al estilo de la experiencias dictatoriales y socialistas.
De ser cierta la nueva postura oficialista, el mago Monsalve ha engañado a todos, pero ningún mago trabaja solo y siempre guarda nuevos trucos. Más allá de la renuncia a su partido y su declaración reciente de respetar “el principio de igualdad ante la ley”, quizás, sea conveniente que nos adviertan: “peligro, gobierno en práctica y en crisis”. Lo peor está por venir.
Rodrigo Ojeda