contacto@arca.news 

Tiempos violentos: GTA Chile

La muerte del otro se ha normalizado, diariamente estamos contando muertos y balas

Tiempos violentos: GTA Chile

Tiempos violentos: GTA Chile

La temporada de balaceras llegó para quedarse, la realidad nacional supera la ficción y al guionista de esa película de culto de los años noventa, en la cual vimos asesinos a sueldo con un lenguaje rupturista para la época. Los disparos en la capital y en otras regiones son pan de cada día, hay muertos por doquier en las calles y recovecos de norte a sur en la sobrepasada franja del suroeste.

La muerte del otro se ha normalizado, diariamente estamos contando muertos y balas. La realidad nacional ha sobrepasado al popular videojuego GTA y su violencia a cargo de criminales fuera de control cometiendo distintos delitos.

Hoy, estamos en presencia de la versión chilena con muertos y consecuencias reales, no sólo en Santiago, aunque parece que los disparos nos recuerdan el lastre del centralismo en Chile.

Las balas en la capital tienen otro peso y calibre respecto de otras comunas.

La autoridad y sus voceros no comprenden ni sufren los peligros cotidianos, nos dicen que estamos mejor que ayer con datos y gráficos. El crimen organizado ha sobrepasado a un gobierno desorganizado ante las balas, balaceras y muertos acribillados. Chile, vive tiempos violentos en sus calles, poblaciones y comunas no acomodadas.

Hay sectores azotados y asustados que ven en la presencia militar una tabla de salvación ante un deterioro social y democrático; no todos los habitantes viven en la tranquilidad de esos pequeños feudos, ni cuentan con escoltas en sus trayectos. Los peligros para la sociedad y la gente común son reales y conviven con el narco, la narcocultura, el desprecio por la vida, las consecuencias de la migración irregular, tomas y favelas criollas; la inseguridad en sus barrios es total.

Problemas que son de arrastre y que no requieren de nuevos diagnósticos ni de apuntarse con el dedo. Los sectores desposeídos en lo material e inmaterial están desesperados y asustados porque conviven con la violencia e impunidad, es lo real guste o no al gobierno frenteamplista.

Esos que jugaron con fuego, corrieron los límites y ahora el boomerang viene de vuelta.

En paralelo, las distintas autoridades descubren la rueda y la pólvora, convocan a reuniones de “coordinación” y puntos de prensa desde los cuales combaten el crimen y llaman a la calma; después de escucharlos, difícilmente el ciudadano de a pie quede más tranquilo ante la violencia diaria.

El ciudadano movilizado tampoco la tiene fácil, no sabe en qué esquina perderá su auto mediante “encerronas” o “portonazos”, ese “tour delictual” de adolescentes que se organizan y festinan con el robo de autos. Sus redes sociales los delatan en su indolencia y hedonismo. La crisis de seguridad no es sólo material, recorre barrios azolando la niñez y la adolescencia, y a cientos de familias; las actuales generaciones están llegando a un punto de no retorno ante la ausencia de valores y de referentes. Los problemas que enfrenta nuestra sociedad son tan extensos como el territorio de norte a sur. Los llamados a evadir fueron totalmente irresponsables.

La ministra Vallejos nos aclara que estamos mejor que los vecinos en relación con la seguridad.

Cabe recordarle (supuestamente sabe de geografía) que ya nos habíamos acostumbrado a no compararnos con el barrio más próximo, especialmente en los años y décadas que ellos tanto fustigan (los treinta años). En paralelo, el presidente Boric nos llama a la calma y convoca reuniones de análisis, el balance de los balances. Sus palabras con lugares comunes y frases tan viejas “como el hilo negro”, cansan.

Sostiene que los últimos hechos de conmoción pública son vendettas que están siendo investigadas y que no existirá impunidad, ladra metafóricamente al decir que serán buscados por cielo, mar y tierra como perros. Las buenas intenciones del presidente de turno no son medibles desde lo cuantitativo, cree que su sola presencia entrega paz al territorio, una especie de chamán patriarcal.

Sus buenas intenciones no sirven de nada.

Ha debido reordenar su agenda (si es que tiene), ya que precisamente su cargo consiste en utilizar los recursos y atribuciones del Estado para garantizar la seguridad de todos los chilenos.

Hoy, ese mandato constitucional está al menos al debe, seguramente las prosas y su falta de experiencia juegan en contra en el mundo real. Los problemas actuales requieren de una mirada equilibrada y sistémica, sin tanto lugar común y con el necesario abordaje técnico de las policías y militares, los verdaderos garantes de la paz, el orden y la seguridad. Al parecer, seguiremos contando muertos y perdiendo capacidad de asombro. Necesitamos un presidente que gobierne, que muestre el rumbo, que dirija el buque a buen puerto y no siga orbitando el cargo (dando vueltas).

La franja y su gente lo están pasando mal en un escenario de tiempos violentos. Sin seguridad no es posible una convivencia social y democrática.

Rodrigo Ojeda – Profesor de Historia y Ciencias Sociales

ARCA.NEWS

Artículos relacionados

“…la desconexión con la ética y moral de los votantes y un exceso de arrogancia que no pasó

Las aulas son el reflejo diario de una sociedad en el cual manda el más fuerte, con autoridades

El ambiente está lleno de anuncios y aspiraciones, como si el mapa electoral hubiera pintado claros ganadores, cuando

Los resultados de las recientes elecciones municipales y de gobernadores han dejado una conclusión clara: ningún partido o