Este nuevo giro en el Continente Europeo da el mejor ejemplo de que sí se puede cambiar de rumbo cuando nos damos cuenta que no seguimos el mejor camino
La derecha en Europa logró una victoria contundente sobre la izquierda en las recientes elecciones para el Parlamento Europeo. Aunque a simple vista pueda parecer un resultado claro en términos de blanco y negro, la situación política en el continente europeo es considerablemente más compleja. En este escenario, no se vislumbra ninguna perspectiva favorable para los socialistas y sus aliados ideológicos. Estas consideraciones también son tenidas en cuenta al otro lado del Atlántico, donde la izquierda latinoamericana ya lamenta el desenlace de las elecciones utilizando términos que algunos podrían considerar extravagantes absurdos.
“Los partidos neofascistas de Europa ganan las elecciones de la Unión Europea. Ganarán por allá, pero por aquí no pasarán”, dijo desde Venezuela el dictador Nicolás Maduro.
Gustavo Petro, político colombiano, se unió rápidamente al lamento al afirmar en sus redes sociales que “la extrema derecha” fue la ganadora de las elecciones europeas. Además, hizo una de sus habituales y trasnochadas referencias al nazismo.
Las diversas fuerzas de la derecha en Europa experimentaron un crecimiento significativo, liderado por destacadas figuras femeninas como Marine Le Pen en Francia y Giorgia Meloni en Italia. También se destaca la presencia, en este espectro ideológico, de la actual presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a pesar de sus posturas favorables al globalismo y su afinidad con sectores progresistas. Von der Leyen es la candidata para revalidar su cargo por el partido centroderechista Partido Popular Europeo (PPE), el gran ganador de la jornada.
Ganadores y perdedores
La derecha dura europea se impuso fácilmente en Francia, Alemania, Italia, Austria, Países Bajos y, y no podía faltar, Hungría, con el liderazgo de su primer ministro Viktor Orbán, aunque con el 43 % conseguido vio reducido en nueve puntos el respaldo a su partido Fidesz, debido al ascenso de Tisza, que alcanzó 31 % con el impulso del político conservador Peter Magyar.
La mirada de Europa y del mundo se encuentran, sin lugar a duda, fijas en Francia. La jornada evidenció a Emmanuel Macron como el principal derrotado, mientras que Marine Le Pen, su rival de larga data y tres veces candidata presidencial, logró una victoria contundente con su partido Agrupación Nacional (RN), la mayor obtenida en Francia en unas elecciones europeas. en 40 años. El impacto en París fue tan significativo que Macron accedió a la petición de RN de disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones legislativas anticipadas para el 30 de junio.
Llama la atención el duro golpe que recibió el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, cuyo partido quedó en un amargo tercer puesto. En contraste, la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, cosechó una importante victoria, pues su partido Hermanos de Italia (FDI) pasó de ser quinto en los comicios de 2019 con apenas 6,44 % de los votos a primero en las elecciones de este domingo con más de 27 %, sumando más de 20 puntos en cinco años. Además, superó el resultado de las elecciones general de septiembre de 2022, cuando llegó al poder con 24,6 %.
No olvidemos a Portugal y a España
En España, las derechas tuvieron un resultado favorable pero menos contundente que las izquierdas. El PP ganó por dos eurodiputados sobre el PSOE de Pedro Sánchez. Vox, de Santiago Abascal, avanzó de cuatro a seis escaños. Vox cuestionó la orientación ideológica del PP, notando su coincidencia con el PSOE en votaciones anteriores en la Eurocámara.
Portugal, el Partido Socialista ganó por un estrecho margen con el 32,10% de los votos, superando a la coalición de centroderecha Alianza Democrática que obtuvo el 31,12%. También se destaca la llegada del partido de derecha dura Chega, que consiguió un 9,79 % de los votos y dos escaños en el Parlamento Europeo. En los países bálticos, los partidos liberales y conservadores fueron victoriosos, mientras que la oposición progresista ganó en Eslovaquia y los socialistas tuvieron un triunfo por la mínima en Bélgica.